Los juegos olímpicos de Londres 2012 están resultando ser uno de los mayores fracasos de la historia reciente de este tipo de eventos. Y no me refiero a la pobre actuación española, sino al agujero que van a dejar en la ciudad al no cumplirse ninguna de las previsiones. Fotos de estadios y pabellones semi desérticos y cifras oficiales que apuntan a menos de 100.000 turistas, 3 veces menos de lo habitual en agosto, que dejan a Londres como una ciudad fanstama lejos de las aglomeraciones que preveían. ¿Por qué? Mis tres razones…
Fallido sistema de venta de entradas
A excepción de las entradas de agencias o touroperadores, el sistema de entradas al evento ha demostrado ser un auténtico fracaso, tanto en precio como en forma de distribución. Los ciudadanos de la UE reservaban las entradas para los deportes que querían mediante una web con precios bastante asequibles (por 10 libras podías acceder a casi todos los deportes) y luego la organización las sorteaba repartiéndolas entre todos los postulantes. Ponte en la piel de un italiano que ha pedido entradas a 30 eventos y lo único que te tocan son dos pases a un partido de volley playa de tu país por el que has pagado 10 libras. ¿Vas a molestarte en organizar tus vacaciones, reservar un vuelo y hotel caro inflado por el precio de los juegos para ver un único partido menor? La respuesta a la vista de las gradas de los juegos es obvia: la mayoría ha preferido perder el dinero y quedarse en casa.
Espanta al turismo tradicional
En lugar de vender Londres como una ciudad especial con eventos al margen de los juegos para los turistas, las autoridades han hecho todo lo contrario: espantarlos. Nos hemos cansado de leer en la prensa el colapso que iba a sufrir la ciudad, que los trenes iban a estar imposibles, que uno no podría moverse y que si te decidías a visitar Londres 2012 durante los juegos como turista poco menos que se te venía encima el apocalipsis. Resultado: el que no tenía interés alguno por los juegos ni se le ha pasado por la cabeza irse a Londres de vacaciones.
Ahuyenta a tus ciudadanos
Londres es una de las ciudades más multiculturales del mundo donde reside muchísima gente que trabaja allí esporádicamente y para los que los juegos podría suponer todo un evento. En cambio, una vez más, las autoridades londinenses se han dedicado a vender el fin del mundo antes de que se produzca: no podrás ir a trabajar utilizando tu ruta habitual, tendrás que entrar a las 6 de la mañana y salir a las 10 de la noche para no cruzarte con los turistas olímpicos, cambia el transporte público por la bicicleta o o ve andando a trabajar. La situación se ha vendido como tan dramática que muchos londinenses han preferido aprovechar los Juegos para tomarse sus vacaciones y huir de allí.